Fin de semana de ensueño: la sorpresa (largo)
Como adelantaba en el último post, este fin de semana quería celebrar nuestro aniversario de matrimonio de una forma especial. Darle una buena sorpresa a mi chocolate que hiciese que recordase este fin de semana mucho tiempo. Para no levantar sospechas, durante la semana comenté con ella que celebraríamos el aniversario yendo a cenar a algún sitio bonito y que como estábamos muy liados con el trabajo, el sabado por la mañana elegiríamos algún sitio romántico para ir (si no hubiese dicho nada, con lo que me conoce, sospecharía que no tuviese un detalle con ella ;)).
El sábado por la mañana, tras despertarnos hacia las 10 darnos arrumacos, decirle que la quería, que la amaba, que es la mujer de mi vida (nada nuevo, lo hago todos los días ;)), le dije que se vistiese y cogiese algo de ropa bonita, que nos íbamos a pasar el fin de semana fuera :) Jeje, su cara fue un poema, y ante su insistencia, tuve que decirle dónde íbamos: después de pasarme las últimas 2 semanas buscando sitios bonitos, románticos y no muy lejos (yo estaba de guardia este fin de semana), reservé la noche del sábado en un bonito palacio de principios de siglo en un pueblecito llamado Villamayor, al lado de Infiesto, en Asturias, el hotel Palacete Real, y puesto que era una sola noche, reservé la suite (que tiene un magnífico jacuzzi de 2x2m en la misma habitación, las mismas medidas de la cama por cierto ;)). Le encantó la idea y nos dispusimos a preparanos para irnos lo antes posible y aprovechar el día.
Como íbamos sólos, nos llevamos mi caprichito y decidimos dejar las cosas en la habitación para después salir a comer por Infiesto. A las 12:30h ya estábamos en el Palacio: es simplemente precioso, cuidado hasta su último detalle, con un ambiente muy romántico y acogedor. La habitación aún mejor de lo que se veía en la web. La suite ocupa todo el torreón y tiene 2 pisos. Abajo tiene un saloncito con sofás y televisión y el baño, con el jacuzzi que ya comenté antes (impresionante!), mientras que el piso superior está enteramente ocupado por la habitación con una cama de 2x2 y las 4 paredes con ventanas. La de enfrente de la cama ocupada por un ventanal enorme y las otras 3 por ventanas pequeñitas muy bonitas (echad un vistazo a algunas fotos aquí, tenéis más en su página web). Tras sacar nuestras cosas, probar la cama, alucinar con el jacuzzi y decirme lo maravilloso que iba a ser el fin de semana, salimos rumbo a Infiesto a buscar un sitio para comer bien (algo nada difícil en Asturias, como ya sabéis).
Tras dar un par de vueltas por Infiesto y consultar con algún lugareño, comimos en la parrilla La Cueva un churrasco de ternera impresionante que nos permitió coger fuerzas para el resto del día. Después de comer, dimos un paseo por la villa (casi desierta a esas horas, siendo un sábado a la hora de la comida), y regresamos a nuestro nidito de amor.
Curiosamente, y sin premeditación alguna, nos encontramos haciendo el amor en ese maravilloso y romántico sitio. Buff.. impresionante. Después, esta vez he de reconocer que con cierta premeditación (e incluso alevosía) unas veces mía y otras de mi chocolate, nos encontramos haciendo el amor nuevamente y nuevamente... mmm... bueno que lo pasamos francamente bien ;)
Probada y requeteprobada la cama, y tras un ejercicio físico tan "sacrificado" jeje, llegó la hora de probar el jacuzzi. Oh Dios míoo!! yo quiero uno de estos en casa. ¡Impresionante! Ah, no sé qué tendría el churrasco, pero... sí, una cosa llevó a la otra y acabamos haciendo el amor en el jacuzzi (¿cabía otra posibilidad? :)). Nos pasamos allí dentro bastante más de una hora y cuando salimos, la verdad, casi no nos teníamos de pie. Nos asaltó un cansancio tremendo (supongo que sería por la temperatura del agua, "mamá, estoy arrugaíto!"), y subimos a tumbarnos un rato en la cama, esta vez comiendo unos impresionantes bombones que mi chocolate me había regalado (junto con un libro, que ya estoy leyendo, unos marcadores muy originales de lectura y unos boxer negros ajustaditos muy bonitos y sexys, como a ella y a mí nos gustan).
Decidimos encender la televisión a ver qué había, y tuvo lugar el momento freak del fin de semana. Sin darnos cuenta, nos encontramos viendo "Abuelo made in Spain", de Paco Martínez Soria, y riéndonos a carcajada limpia con los tópicos de entonces (tal era nuestro grado de euforia). He de reconocer que yo sigo riéndome con estas películas y que a mi chocolate le hacen muchísima gracia, porque al no ser de aquí, no ha tenido la "oportunidad" de verlas 30 o 40 veces como el resto de los habitantes de este país ;).
Tras ese ratito de asueto y jacuzzi cerebral, nos levantamos, arreglamos y bajamos a cenar al restaurante del hotel, una vez más muy acogedor y romántico, con un excelente (y cercano) servicio y una comida inmejorable: en nuestro caso, queso de cabra con cecina y aceite de oliva, croquetas como las de la abuela, solomillo con salsa de cabrales, frixuelo relleno de manzana y soufflé de chocolate con helado de arándanos.
Regresamos a la habitación y finalizamos el día diciéndonos lo mucho que nos queremos, dándonos muchos cariñitos ;), y en mi caso, bebiéndome un vaso de ron havana 7 sólo (como a mí me gusta, sin hielo ni cuerpos extraños) acompañado con unos bombones.
El domingo despertamos como si el día anterior nos hubiesen dado una paliza, muertos de cansancio jeje, así que nos dirigimos al desayuno a "repostar". Nuevamente lo esperado, todo riquísimo, el jamón, el zumo de naranja, la fruta... rico rico. Regresamos a nuestra habitación, nueva "sesión" de jacuzzi y "arrumacos" en la cama, cuando de repente empezamos a escuchar sonido de helicópteros y sirenas. Nos asomamos, y cuál es nuestra sorpresa cuando ante nosotros vemos empezar a pasar coches pintarrajeados con bicicletas encima: sí, era la vuelta ciclista a España que pasaba por la carretera general delante de nosotros. Afortunadamente duró apenas 5 minutos, y "la serpiente multicolor" desapareció (junto con los helicópteros, guardia civiles y coches) muy rápidamente, volviendo a la tranquilidad normal en aquel lugar.
Ya al mediodía, abandonamos la habitación, tras hacer unas cuantas fotos de recuerdo y paseamos nuevamente por el pueblo. Respirábamos paz y tranquilidad y la felicidad impregnaba cada uno de nuestros poros. Inolvidable.
Salimos rumbo a Nava en busca de un sitio para comer. El pueblo estaba medio muerto, muchos sitios cerrados, así que decidimos seguir hasta Pola de Siero, donde comimos en la Sidrería Casa Adela un cocktail de marisco, ensalada de langostinos y rollo de bonito. Todo riquísimo (efectivamente, este fin de semana nos hemos saltado el régimen, qué narices :)). Cuando acabamos, como habíamos quedado por la noche en Oviedo para ir a un concierto con mi suegro M, creímos que no nos merecí ir a Gijón para volver luego a Oviedo, así que nos fuimos al cine a ver qué encontrábamos para ver. Vimos "Guardianes de la noche", una película rusa de terror basada en una serie 3 de libros que prometen bastante, pero cuyo resultado en esta adaptación, si bien con buenas intenciones, ha quedado un poco simple. Para pasar el rato estuvo bien.
Cuando salimos ya eran las 20:15, así que tomamos dirección hacia el concierto. Comenzó a las 21:30, primero Elíades Ochoa, muy bien, lo esperado, sin brillos ni sorpresas. "Son tradicional" desde Santiago de Cuba, formación típica oriental (con 2 trompetas), y eso sí, con piano (aunque casi no se le oía). Una horita, el amigo Elíades, haciendo temas conocidos como Chan Chan, El Cuarto de Tula o Pena, que al público pareció gustar mucho, aunque a nosotros nos supo a poco y sencillo. Después venía lo que esperábamos, José Luis Cortés "El Tosco" y NG La Banda. Ya tuvimos oportunidad de verlos el año pasado en Gijón, y esperábamos verlos aún mejor este año, y sería el broche de oro para terminar un tremendo e inolvidable fin de semana. Así fue, bailamos y lo pasamos bien, aunque musicalmente hablando nos sentimos decepcionados. La "banda que manda", como antes se les solía llamar, ya no es lo que era. En sus actuaciones no llevan bajista, llevan grabado (en minidisc supongo) el bajo, algo de percusión y los metales bajitos, de los "metales del terror" sólo quedan 2, destacando "chapotín", el trompeta y en general el grupo, nuevamente musicalmente hablando (para el 99% de la gente, está genial) ha perdido muchísimo. Como decimos nosotros, ahora "tiran con la cara". Temas como "Echale Limón" o "Me voy pa'l pueblo" sonaron y se bailaron ayer en Oviedo. Yo eché de menos uno de mis preferidos: "Que viva el changó", pero el balance final fue muy positivo. El broche que esperábamos a nuestro fin de semana.
Ha sido inolvidable y maravilloso para los dos, a "Y" le ha encantado todo, la sorpresa, la habitación, el sitio. Los dos nos hemos emocionado e incluso llorado (solo un tín :)) de felicidad en un par de momentos de este fin de semana y, sencillamente, no se me ocurre un solo detalle que podría haberlo mejorado. Quiero muchísimo a mi chocolate, la amo, y ver la cara de felicidad y su mirada brillante es una de las cosas que mejor me hace sentir en este mundo. Te quiero "Y".
Anécdota: en mi afición de coleccionar carteles absurdos, en Villamayor encontré el que os muestro a continuación ;)
El sábado por la mañana, tras despertarnos hacia las 10 darnos arrumacos, decirle que la quería, que la amaba, que es la mujer de mi vida (nada nuevo, lo hago todos los días ;)), le dije que se vistiese y cogiese algo de ropa bonita, que nos íbamos a pasar el fin de semana fuera :) Jeje, su cara fue un poema, y ante su insistencia, tuve que decirle dónde íbamos: después de pasarme las últimas 2 semanas buscando sitios bonitos, románticos y no muy lejos (yo estaba de guardia este fin de semana), reservé la noche del sábado en un bonito palacio de principios de siglo en un pueblecito llamado Villamayor, al lado de Infiesto, en Asturias, el hotel Palacete Real, y puesto que era una sola noche, reservé la suite (que tiene un magnífico jacuzzi de 2x2m en la misma habitación, las mismas medidas de la cama por cierto ;)). Le encantó la idea y nos dispusimos a preparanos para irnos lo antes posible y aprovechar el día.
Como íbamos sólos, nos llevamos mi caprichito y decidimos dejar las cosas en la habitación para después salir a comer por Infiesto. A las 12:30h ya estábamos en el Palacio: es simplemente precioso, cuidado hasta su último detalle, con un ambiente muy romántico y acogedor. La habitación aún mejor de lo que se veía en la web. La suite ocupa todo el torreón y tiene 2 pisos. Abajo tiene un saloncito con sofás y televisión y el baño, con el jacuzzi que ya comenté antes (impresionante!), mientras que el piso superior está enteramente ocupado por la habitación con una cama de 2x2 y las 4 paredes con ventanas. La de enfrente de la cama ocupada por un ventanal enorme y las otras 3 por ventanas pequeñitas muy bonitas (echad un vistazo a algunas fotos aquí, tenéis más en su página web). Tras sacar nuestras cosas, probar la cama, alucinar con el jacuzzi y decirme lo maravilloso que iba a ser el fin de semana, salimos rumbo a Infiesto a buscar un sitio para comer bien (algo nada difícil en Asturias, como ya sabéis).
Tras dar un par de vueltas por Infiesto y consultar con algún lugareño, comimos en la parrilla La Cueva un churrasco de ternera impresionante que nos permitió coger fuerzas para el resto del día. Después de comer, dimos un paseo por la villa (casi desierta a esas horas, siendo un sábado a la hora de la comida), y regresamos a nuestro nidito de amor.
Curiosamente, y sin premeditación alguna, nos encontramos haciendo el amor en ese maravilloso y romántico sitio. Buff.. impresionante. Después, esta vez he de reconocer que con cierta premeditación (e incluso alevosía) unas veces mía y otras de mi chocolate, nos encontramos haciendo el amor nuevamente y nuevamente... mmm... bueno que lo pasamos francamente bien ;)
Probada y requeteprobada la cama, y tras un ejercicio físico tan "sacrificado" jeje, llegó la hora de probar el jacuzzi. Oh Dios míoo!! yo quiero uno de estos en casa. ¡Impresionante! Ah, no sé qué tendría el churrasco, pero... sí, una cosa llevó a la otra y acabamos haciendo el amor en el jacuzzi (¿cabía otra posibilidad? :)). Nos pasamos allí dentro bastante más de una hora y cuando salimos, la verdad, casi no nos teníamos de pie. Nos asaltó un cansancio tremendo (supongo que sería por la temperatura del agua, "mamá, estoy arrugaíto!"), y subimos a tumbarnos un rato en la cama, esta vez comiendo unos impresionantes bombones que mi chocolate me había regalado (junto con un libro, que ya estoy leyendo, unos marcadores muy originales de lectura y unos boxer negros ajustaditos muy bonitos y sexys, como a ella y a mí nos gustan).
Decidimos encender la televisión a ver qué había, y tuvo lugar el momento freak del fin de semana. Sin darnos cuenta, nos encontramos viendo "Abuelo made in Spain", de Paco Martínez Soria, y riéndonos a carcajada limpia con los tópicos de entonces (tal era nuestro grado de euforia). He de reconocer que yo sigo riéndome con estas películas y que a mi chocolate le hacen muchísima gracia, porque al no ser de aquí, no ha tenido la "oportunidad" de verlas 30 o 40 veces como el resto de los habitantes de este país ;).
Tras ese ratito de asueto y jacuzzi cerebral, nos levantamos, arreglamos y bajamos a cenar al restaurante del hotel, una vez más muy acogedor y romántico, con un excelente (y cercano) servicio y una comida inmejorable: en nuestro caso, queso de cabra con cecina y aceite de oliva, croquetas como las de la abuela, solomillo con salsa de cabrales, frixuelo relleno de manzana y soufflé de chocolate con helado de arándanos.
Regresamos a la habitación y finalizamos el día diciéndonos lo mucho que nos queremos, dándonos muchos cariñitos ;), y en mi caso, bebiéndome un vaso de ron havana 7 sólo (como a mí me gusta, sin hielo ni cuerpos extraños) acompañado con unos bombones.
El domingo despertamos como si el día anterior nos hubiesen dado una paliza, muertos de cansancio jeje, así que nos dirigimos al desayuno a "repostar". Nuevamente lo esperado, todo riquísimo, el jamón, el zumo de naranja, la fruta... rico rico. Regresamos a nuestra habitación, nueva "sesión" de jacuzzi y "arrumacos" en la cama, cuando de repente empezamos a escuchar sonido de helicópteros y sirenas. Nos asomamos, y cuál es nuestra sorpresa cuando ante nosotros vemos empezar a pasar coches pintarrajeados con bicicletas encima: sí, era la vuelta ciclista a España que pasaba por la carretera general delante de nosotros. Afortunadamente duró apenas 5 minutos, y "la serpiente multicolor" desapareció (junto con los helicópteros, guardia civiles y coches) muy rápidamente, volviendo a la tranquilidad normal en aquel lugar.
Ya al mediodía, abandonamos la habitación, tras hacer unas cuantas fotos de recuerdo y paseamos nuevamente por el pueblo. Respirábamos paz y tranquilidad y la felicidad impregnaba cada uno de nuestros poros. Inolvidable.
Salimos rumbo a Nava en busca de un sitio para comer. El pueblo estaba medio muerto, muchos sitios cerrados, así que decidimos seguir hasta Pola de Siero, donde comimos en la Sidrería Casa Adela un cocktail de marisco, ensalada de langostinos y rollo de bonito. Todo riquísimo (efectivamente, este fin de semana nos hemos saltado el régimen, qué narices :)). Cuando acabamos, como habíamos quedado por la noche en Oviedo para ir a un concierto con mi suegro M, creímos que no nos merecí ir a Gijón para volver luego a Oviedo, así que nos fuimos al cine a ver qué encontrábamos para ver. Vimos "Guardianes de la noche", una película rusa de terror basada en una serie 3 de libros que prometen bastante, pero cuyo resultado en esta adaptación, si bien con buenas intenciones, ha quedado un poco simple. Para pasar el rato estuvo bien.
Cuando salimos ya eran las 20:15, así que tomamos dirección hacia el concierto. Comenzó a las 21:30, primero Elíades Ochoa, muy bien, lo esperado, sin brillos ni sorpresas. "Son tradicional" desde Santiago de Cuba, formación típica oriental (con 2 trompetas), y eso sí, con piano (aunque casi no se le oía). Una horita, el amigo Elíades, haciendo temas conocidos como Chan Chan, El Cuarto de Tula o Pena, que al público pareció gustar mucho, aunque a nosotros nos supo a poco y sencillo. Después venía lo que esperábamos, José Luis Cortés "El Tosco" y NG La Banda. Ya tuvimos oportunidad de verlos el año pasado en Gijón, y esperábamos verlos aún mejor este año, y sería el broche de oro para terminar un tremendo e inolvidable fin de semana. Así fue, bailamos y lo pasamos bien, aunque musicalmente hablando nos sentimos decepcionados. La "banda que manda", como antes se les solía llamar, ya no es lo que era. En sus actuaciones no llevan bajista, llevan grabado (en minidisc supongo) el bajo, algo de percusión y los metales bajitos, de los "metales del terror" sólo quedan 2, destacando "chapotín", el trompeta y en general el grupo, nuevamente musicalmente hablando (para el 99% de la gente, está genial) ha perdido muchísimo. Como decimos nosotros, ahora "tiran con la cara". Temas como "Echale Limón" o "Me voy pa'l pueblo" sonaron y se bailaron ayer en Oviedo. Yo eché de menos uno de mis preferidos: "Que viva el changó", pero el balance final fue muy positivo. El broche que esperábamos a nuestro fin de semana.
Ha sido inolvidable y maravilloso para los dos, a "Y" le ha encantado todo, la sorpresa, la habitación, el sitio. Los dos nos hemos emocionado e incluso llorado (solo un tín :)) de felicidad en un par de momentos de este fin de semana y, sencillamente, no se me ocurre un solo detalle que podría haberlo mejorado. Quiero muchísimo a mi chocolate, la amo, y ver la cara de felicidad y su mirada brillante es una de las cosas que mejor me hace sentir en este mundo. Te quiero "Y".
Anécdota: en mi afición de coleccionar carteles absurdos, en Villamayor encontré el que os muestro a continuación ;)
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